—¿Por ventura, señor caballero —preguntó el del Bosque a don Quijote—, sois enamorado [*]?
—Por desventura lo soy —respondió don Quijote—, aunque los daños que nacen de los bien colocados pensamientos antes se deben tener por gracias que por desdichas [46].
—Así es la verdad —replicó el del Bosque—, si no nos turbasen la razón y el entendimiento los desdenes, que, siendo muchos, parecen venganzas.
—Nunca fui desdeñado de mi señora —respondió don Quijote.
(12, II)
—Por desventura lo soy —respondió don Quijote—, aunque los daños que nacen de los bien colocados pensamientos antes se deben tener por gracias que por desdichas [46].
—Así es la verdad —replicó el del Bosque—, si no nos turbasen la razón y el entendimiento los desdenes, que, siendo muchos, parecen venganzas.
—Nunca fui desdeñado de mi señora —respondió don Quijote.
(12, II)
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