miércoles, 7 de marzo de 2007

El fin del último Quijote


En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió.
Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente «don Quijote de la Mancha», había pasado desta presente vida y muerto naturalmente; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de que algún otro autor que Cide Hamete Benengeli le resucitase falsamente y hiciese inacabables historias de sus hazañas.
Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero.
Déjanse de poner aquí los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso este:
Yace aquí el hidalgo fuerteque a tanto estremo llegóde valiente, que se advierteque la muerte no triunfóde su vida con su muerte. Tuvo a todo el mundo en poco,fue el espantajo y el cocodel mundo, en tal coyuntura,que acreditó su venturamorir cuerdo y vivir loco.
Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma: «Aquí quedarás colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte. Pero antes que a ti lleguen, les puedes advertir y decirles en el mejor modo que pudieres:
—¡Tate, tate, folloncicos!De ninguno sea tocada,porque esta empresa, buen rey,para mí estaba guardada.
Para mí sola nació don Quijote, y yo para él: él supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió o se ha de atrever a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros, ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva: que para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en estos como en los estraños reinos. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer del todo sin duda alguna».

5 comentarios:

Anitxa dijo...

Este fragmento pertenece a la segunda parte de Quijote, y se ubica exactamente en el capítulo LXXIV.

La razón por la que he escogido este fragmento es obvio: es el final del Quijote.

En el resto de su vida, DQ y, después de su muerte, Cide Hamete, abominan de los libros de caballerías, causa de la ignorancia y del engaño humanos. Se confirma así el propósito de la novela, tal como ha sido declarado en el Prólogo de la primera parte y repetido tantas veces en la ficción.

El Quijote de Avellaneda sigue atormentando el espíritu cuerdo de DQ. Ruega a sus albaceas que, si logran identificar y encontrar al autor seudónimo, le pidan perdón de su parte por la ocasión que le ha dado de escribir obra tan detestable.

Pero lo más importante, es que el mismo Cervantes toma precauciones para evitar toda imitación de su Segunda parte. La muerte conmovedora de DQ estorba posibles continuaciones; y la pluma de Cide Hamete proclama que DQ nació para ella sola.

¿Creéis que es justo que Cervantes haya acabado con DQ de esta forma? O quizá os hubiera gustado un final más feliz?

Ana Romeo y compañía dijo...

Yo creo que la maravilla está en que la historia y muerte de un viejo hidalgo loco en el devenir de fines del XVI conmueva 400 años después a lectores tan alejados como vosotros en todas las coordenadas. Cervantes juega hasta el final con la vuelta de tuerca a la que le obliga el Quijote apócrifo. Lo mata para que nadie pueda resucitar al personaje.
Y hasta el final, sigue jugando con la pluma mora del cronista inventado: Cide no nos ha dicho dónde nació, y tampoco dónde murió para que nadie pueda atribuirse el mérito de tener enterrado a este ente de ficción. Sin embargo, María puede dar fe de que la literatura puede más y de que la ruta del Quijote existe, aunque no sé si las villas de la Mancha han contendido por tenerle como suyo.

inCompleta dijo...

Llega un momento en la obra en que
te das cuenta de que dependes, totalmente, de cada palabra.
Cervantes consigue que sientas pena y compasión de ese loco del que al principio te reias.
Personalmente, hasta un poco culpable por haberle tomado como
un viejo loco.

mdachau dijo...

A don Quijote hoy en día se le atribuyen muchos pueblos de la Mancha.
La Ruta de Don Quijote está en casi todos, os lo puedo asegurar que este verano me daba paseos por los caminos donde, según dicen, caminaba nuestro caballero.
también por las calles suelen haber placas en las calles con las letras y el símbolo de la Ruta de Don Quijote.
La verdad es que Castilla la Mancha se está enriqueciendo gracias a este personaje, por que desde que fue el centenario y se hizo toda la propaganda del Quijote, nunca ha tenido más turismo.

Gustavocarra dijo...

Es curiosísimo lo de insistir en lo de que "no le quieran llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja".